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ALFABETO

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Del nacimiento de la escritura a los primeros alfabetos

Desde el nacimiento de la escritura a la configuración de los alfabetos existentes conocidos, en el moderno sentido de la palabra, hay un lento proceso de evolución tendente a conseguir una mayor adecuación entre la comunicación humana y los diferentes sistemas de escritura surgidos y elegidos para representarla.

Los procedimientos fundamentales establecidos para realizar una comunicación escrita han sido: pictogramas e ideogramas, logogramas, signos silábicos y alfabetos. Pero hay que tener en cuenta que la escritura y , por tanto, cualquiera de esos sistemas son posteriores y secundarios respecto al establecimiento de las lenguas. De hecho, el lenguaje como vehículo de comunicación es consustancial a la existencia del hombre ; no cabe pensar en un grupo humano sin la existencia de una lengua que permita establecer relaciones entre sus componentes. Sin embargo, la escritura es secundaria , aparece cuando la lengua tiene una estructura estable y busca una representación posible de la misma, pero, en principio, puede prevalecer sólo oralmente. Aún hay idiomas en diversas zonas de América, por ejemplo, sin tradición escrita. Por esta razón se comprende que un mismo sistema de escritura sea utilizado por lenguas diferentes o que una lengua pase de un sistema a otro, bien en aras de una mayor facilidad y comodidad, bien por razones de prestigio o de cualquier otra índole; puede, incluso, que mantenga a la vez más de un sistema. Así, la escritura cuneiforme sumeria fue adoptada por los acadios, hititas o persas y éstos, posteriormente, usaron el alfabeto arameo, del mismo modo que los japoneses adoptaron los ideogramas chinos o, siglos más tarde, en Turquía se sustituyó el alfabeto árabe por el latino. Por otra parte, pueden verse ejemplos de escritura combinada de ideogramas y logogramas en algunos textos como la llamada «paleta de Narmer» del 3000 a .C.

Es cuestión debatida si el origen de la escritura se produjo en un solo lugar y la idea se difundió a otros o si, por el contrario, surgió independientemente en diferentes culturas. Las escrituras china o egipcia, por ejemplo, son absolutamente diferentes y, sin embargo, han llevado un desarrollo similar en su estructura interna.

La escritura nació probablemente de la necesidad de representar operaciones numéricas como una primitiva forma de contabilidad, que pudo tener sus precedentes, incluso, en las denominadas «cuentas simples» y «cuentas complejas», como las que conocemos de arcilla en Mesopotamia. De ahí, derivaría a una manifestación ideográfica de realidades concretas (objetos, seres, etc.), reproducidas por pictogramas, que acabarían representando también conceptos o ideas abstractas por medio de dibujos simbólicos. Éste parece haber sido el inicial mecanismo de evolución en los primeros sistemas de escritura, con independencia de si ha habido uno o varios orígenes distintos.

El foco geográfico que registra las más antiguas formas de escritura es el de Mesopotamia y, de todas ellas, la primera en aparecer fue la escritura cuneiforme sumeria, a finales del IV milenio a.C. Algunos autores, como M. Green, consideran que esta escritura es fruto de la evolución de las señales realizadas sobre las citadas cuentas simples y complejas de la zona conocida como la Media Luna Fértil. Estas cuentas eran una especie de pequeñas fichas de arcilla que se guardaban en unos envases grabados con unas marcas para anotar las cantidades de productos (las simples) o con pictogramas para anotar las calidades o tipos de los mismos (las complejas). Esta dualidad no es de extrañar si se tiene en cuenta que se mantiene en los números y letras de los diferentes sistemas de escritura.

La escritura cuneiforme , utilizada por los sumerios y documentada desde el 3200 a .C., se considera como la primera manifestación de auténtica escritura. Su expansión fue rápida, pues el desarrollo urbanístico, social y comercial de este reino, situado en el actual Irak, implicaba una creciente burocratización de las actividades palaciegas y esto derivó en una necesidad cada vez mayor de anotación y registro de actividades. Desde las primeras tablillas de arcilla impresa (unas cuatro mil procedentes de la ciudad sumeria de Uruk), se observa tanto una evolución de carácter utilitario que tiende a la simplificación de formas gráficas, al mismo tiempo que amplía las posibilidades de representación del vocabulario, como una expansión a otras zonas y culturas de este sistema. Así, se aprecia cómo las lenguas del grupo acadio (acadio antiguo, asirio, babilonio, eblaíta, elamita o hitita) combinarán el uso de la escritura cuneiforme con pictogramas propios de tipo jeroglífico, que tal vez representasen logogramas y fonogramas mezclados. El sistema cuneiforme seguirá en uso en Mesopotamia hasta el siglo II a.C.

Posteriormente comienzan a aparecer otros sistemas ideográficos en diferentes partes, como los jeroglíficos egipcios, hacia el 3100 a .C., o las escrituras del valle del Indo (Paquistán y noroeste de la India), aún sin descifrar. En Creta, se desarrolla una escritura jeroglífica, de cuyos pictogramas parece derivar la escritura llamada Lineal A, descubierta por sir Arthur Evans y descifrada por Venhiss, junto con la lineal B . Hacia el 1200 a .C., surgen los llamados «huesos oraculares» en China, con los primeros caracteres de esta escritura.

Los sistemas que perviven se flexibilizan progresivamente y extienden su ámbito al cultivo de la literatura, en algunos casos de forma incipiente. Sin embargo, estos sistemas abigarrados de signos tremendamente complejos son patrimonio de muy pocos, por lo que los escribas empezaron a constituir un grupo social destacado dentro de las diferentes civilizaciones, como ocurrió en el Egipto faraónico.

Uno de los grandes logros de la historia de la escritura fue cuando esos escribas consiguieron reproducir, por medio de un pictograma, el sonido de una palabra; se pasaba así de escrituras que representaban ideas u objetos de forma icónica por medio de figuras, a que dichas figuras simbolizaran cómo estas palabras se pronunciaban en la lengua, es decir, se convirtieran en logogramas. El siguiente paso fue, mediante procesos de abstracción y simplificación, que esos signos representaran palabras abstractas, verbos, etc. A partir de palabras monosilábicas -esto es especialmente visible en sumerio o chino, por ejemplo- tales signos pasaron a representar sílabas y a adquirir, por tanto, valores fonéticos silábicos. Las palabras homófonas se representaban por el signo atribuido a una de ellas: por ejemplo en el cuneiforme sumerio el signo que representaba «flecha», leído «ti» servía para esta palabra, pero también para la palabra «vida», homófona de la anterior. La polifonía contribuyó igualmente al darse un mismo signo que podía leerse de diferentes maneras según las distintas palabras que significaba, pero sólo una de ellas pasó a tener el valor silábico. Se dio así el procedimiento llamado rebus, por el cual un signo que representaba una sílaba, unido a otros signos silábicos, formaba una secuencia para componer una nueva palabra: por ejemplo, en sumerio, los signos que representaban los sonidos de «mujer» + «montaña» formaban «esclava». Este procedimiento y otros similares llevaron a desvincular, en mayor o menor medida, los signos de sus símbolos directos, culminación del proceso de creación de los logogramas, que representaban la lectura de palabras.

En muchas escrituras se fueron creando signos suplementarios para resolver problemas de polifonía y estos signos o glosas fonéticas terminaron por reflejar indicadores de número, persona, tiempo, etc. con lo que se creó el proceso de prefijos o sufijos. Esto llevó a establecer relaciones cada vez más complejas a la hora de construir frases y oraciones.

La formación de estos sistemas redujo el número de signos necesarios para realizar la escritura. Surge , entonces, la necesidad de recurrir a sistemas cada vez más sencillos que representen los sonidos diferentes de las lenguas y se reduzcan al mínimo necesario. La individuación de sonidos de la lengua llevará a la constitución de alfabetos.

Frente a los sistemas de escritura antes expuestos, la creación del alfabeto supuso una innovación de consecuencias formidables para el desarrollo de las escrituras y de la cultura misma , una auténtica revolución dentro de la propia revolución que había sido el nacimiento de la escritura.

Es evidente que la simplicidad del nuevo sistema, que reduce los signos a menos de treinta (entre veintisiete y veintidós, habitualmente), permite un rápido aprendizaje y fácil uso, pues consiste, básicamente, en combinar los diferentes signos para reflejar los sonidos individualizados de la lengua que forman las palabras. Estos signos, que han simplificado su forma a base de una suprema estilización, permiten una combinación múltiple y una sencilla representación de las palabras. Como señalan algunos autores, el alfabeto es la «democratización » de la escritura, ya que este sistema podía extenderse a cualquier persona y convertir el acto de escribir en algo accesible a todos.`

Los primeros alfabetos atenderán exclusivamente a los sonidos consonánticos, si bien se darán algunos intentos de notar de diferentes formas las vocales que pueden acompañarlos, como ocurre en arameo o hebreo. Habrá que esperar al alfabeto griego para encontrar uno constituido plenamente, tal y como hoy se entiende.

EGIPTO

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        Egipto tiene una historia compleja, que empieza muy pronto. La escritura aparece en torno al año 3000 y los egipcios atribuían su creación al dios de la sabiduría, Thot. Hay tres tipos de escritura egipcia: Escritura jeroglífica, que es la más conocida. Es fundamentalmente monumental (está asociada a los monumentos) y se […]

PALEOLITICO

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El Paleolítico o Edad de la Piedra antigua, es el periodo más largo de la historia humana, ya que ocupa el 99,7 % del desarrollo de nuestra especie. Cronológicamente corresponde al estudio de las culturas que hubo en el planeta desde la aparición delgénero Homo, hace unos 2,5 m.a., hasta el inicio del Holoceno en el 10.000 B.P., aproximadamente. Tradicionalmente este periodo se identifica con la larga etapa depredadora del hombre, aquella parte de su pasado en la que vivió de la explotación de los recursos naturales, sin llegar a producir alimentos mediante la domesticación de animales y plantas. En tan dilatado tiempo nuestra especie alcanzó sus rasgos físicos actuales, colonizó casi todo el planeta y desarrolló sus capacidades intelectuales, tal y como las conocemos hoy en día. El hombre paleolítico no sólo fabricó instrumentos más o menos sofisticados, sino que también dominó el fuego, inventó la navegación, construyó las primeras viviendas, practicó ritos religiosos, creó algunas de las obras maestras del arte universal y dominó el lenguaje hablado. En definitiva, todas las constantes de la humanidad aparecieron durante el Paleolítico mediante un lento proceso evolutivo, cuyas circunstancias sólo pueden ser descubiertas y explicadas tras sofisticadas investigaciones en las que es preciso ayudarse de todos los recursos de la ciencia contemporánea. Si se tienen en cuenta todas las profundas transformaciones por las que han pasado las sociedades humanas en esta larga etapa, no es exagerado considerar que se trata, sin duda, de la fase más crucial de la Historia y que en ella hay que buscar las explicaciones últimas sobre lo que somos como especie.
Desgraciadamente, debido a la característica parquedad de restos que se poseen para la reconstrucción de las sociedades del Paleolítico, el rasgo que puede ser mejor controlado acerca de ellas es sin duda la evolución tecnológica. No es de extrañar, por tanto, que los instrumentos recuperados en las excavaciones arqueológicas sean la base de las sistematizaciones que se han ensayado para esta etapa. En la actualidad este criterio arqueográfico se ha visto complementado con consideraciones cronológicas y antropológicas para elaborar el esquema tripartito más aceptado para su periodización en el Viejo Mundo:
– Paleolítico Inferior: corresponde en general a las primeras culturas, que normalmente están comprendidas entre la aparición de los primeros instrumentos hasta el inicio de las diversificaciones regionales en su manufactura. Es la etapa más larga del Paleolítico, y de la evolución humana por tanto, ya que dura en Africa desde finales del Plioceno hasta el Pleistoceno Medio avanzado. A nivel antropológico se caracteriza, a gran escala, por la convivencia de diferentes tipos de homínidos y termina con la aparición de los primeros Homo sapiens, generalmente de tipo arcaico.
Paleolítico Medio: es la fase en la que se desarrollan las primeras tradiciones culturales sincrónicas, normalmente detectadas sobre la base de diferentes complejos industriales compuestos por los primeros instrumentos estandarizados y por técnicas especiales de manufactura que implican estrategias mentales bien definidas. En Europa occidental se considera actualmente que ocupa desde finales del Pleistoceno Medio hasta la mitad de la última glaciación (250.000-35.000 B.P.). Durante el Paleolítico Medio coexisten diferentes tipos de Homo sapiens, pero a nivel europeo sólo parece existir el tipo Neandertal. En esta etapa se manifiestan las primeras inquietudes religiosas bajo la forma de prácticas funerarias.
Paleolítico Superior: se corresponde con el desarrollo de las últimas sociedades del Pleistoceno (aproximadamente 35.000-10.000 BP), todas ellas compuestas ya por hombres anatómicamente modernos. Aunque la variabilidad cultural de estos grupos es enorme, todos suelen compartir un buen número de rasgos comunes: creencias religiosas elaboradas, manifestaciones artísticas de todo tipo, adornos personales, instrumentos líticos y óseos altamente especializados, proliferación de herramientas compuestas y nuevas técnicas de manufactura cada vez más efectivas, así como una tendencia acelerada a especializarse en la explotación intensiva de los recursos de todo tipo de entornos geográficos. No hay que olvidar que es durante esta fase cuando el hombre coloniza América y Oceanía.

MESOPOTAMIA

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El Antiguo Oriente Medio y Mesopotamia conforman una vasta región y una de las cunas de la civilización. Es en esta extensa zona donde se produjo la transición fundamental desde las formas de vida basadas en la caza y la recolección hacia laagricultura. Es aquí donde por primera vez fueron levantados templos y ciudades, donde primero se trabajó el metal, donde apareció la escritura y donde surgieron grandes reinos e imperios.
El corazón del Oriente Medio es Mesopotamia, «país entre ríos», como la llamaron los historiadores griegos. Esta inmensa área geográfica, de casi 80.000 km2, comprende el actual Irak y zonas de Irán y Siria. Fueron los ríos Tigris y Eufrates quienes, gracias a irrigar las fértiles llanuras por las que discurren, posibilitaron la vida en esta región de condiciones extremas, con temperaturas actuales por encima de los 50º en verano y muy escasas lluvias anuales.
La tierra y el agua fueron los principales recursos, proporcionando abundantes pastos y una próspera agricultura. Los habitantes de Mesopotamia dispusieron de una gran variedad de animales como alimento. Las estepas estaban pobladas por gacelas, gamos y onagros. En las montañas había ciervos, jabalíes, tigres, leones, osos y cabras salvajes. Hacia el 6500 a.C., ovejas, cabras, cerdos y vacas están en la dieta de las gentes de Mesopotamia. No será hasta finales del III milenio a.C. cuando el caballo y el camello sean domesticados.
Las condiciones del terreno eran, pues, favorables para la subsistencia y el incremento de las poblaciones. Hace aproximadamente unos 10.000 años, los pequeños grupos nómadas que viven de la caza, la pesca y la recolección comienzan a experimentar con nuevas formas de subsistencia, a conocer el ciclo de las plantas y a domesticar animales, un proceso acumulativo que está en el origen de la civilización.
El cultivo de plantas como el trigo y la cebada y la cría de animales significaba disponer de comida durante todo el año, independientemente de las estaciones. Hacía innecesario, también, desplazarse siguiendo a las manadas, pudiendo ahora vivir en poblados permanentes. Ahora las casas debían ser construidas para durar más, empleando ladrillos de barro. Y era necesario fabricar más utensilios: azadas para trabajar la tierra, morteros para moler el grano, hoces para recoger la cosecha… En unos pocos milenios, los grupos de cazadores-recolectores, cuya forma de vida se había desarrollado durante millones de años, fueron sustituidos por los poblados.
La aparición de la agricultura supuso grandes cambios. A partir del 8.500 a.C. la sedentarización se extiende por el Oriente Próximo. Lugares como JericóShanidar, Zawi Chemi, Karim Shefir, Cayönü, Jarmo y otros presentan grandes avances en la agricultura y las técnicas materiales. En la meseta de Anatolia, Hacilar, Suberde y Can Hasan muestran un alto grado de civilización, pero el asentamiento más grande y mejor conservado es Çatal Huyuk.
Con una superficie de 12 ha., en todo el asentamiento pudo haber unas 1000 viviendas, en las que debió vivir una población de más de 5000 personas. Hechas de muros de adobe y prácticamente pegadas unas a otras, la entrada a las casas se hacía desde el tejado, al que se accedía por una escalerilla. La decoración de las viviendas, con pinturas, cráneos y cuernos de toro, entre otros elementos, así como las estructuras llamadas santuarios, han permitido sugerir que su población alcanzó un alto grado de ritualización.
Hacia el VI milenio, algunos lugares evolucionados, como Hassunna o Samarra, presentan una cerámica decorada con motivos geométricos. Más importante aún que estas culturas fue la de Tell Halaf, entre el 5600 y el 4500 a.C. Sus habitantes desarrollaron nuevos conocimientos técnicos y crearon una de las más hermosas cerámicas de toda la historia de esta región.
Poco tiempo más tarde, en el sur mesopotámico tiene lugar un floreciente poblamiento. Las gentes, venidas quizás del este o del sur iraní, llegan atraídas por los recursos naturales de la zona: agua abundante, exuberantes palmerales y condiciones para la caza y la pesca. Los yacimientos más significativos fueron los deEriduEl ObeidUruk y Jemdet Nasr.
El Obeid, entre el 4800 y el 3750, presentó los rasgos de una sociedad evolucionada y una organización teocrática. El periodo Obeid es característico por sus singulares viviendas, siendo Tell Madhhur, en Irak, uno de los lugares mejor estudiados. En este sitio, las excavaciones arqueológicas sacaron a la luz una vivienda, la casa de Usaid, construida con paredes hechas de ladrillos de adobe. Constaba de una larga habitación central, flanqueada por una serie de cuartos de menor tamaño. Pero lo más interesante de todo fue que en el lugar se hallaron restos de la vida cotidiana, como vasijas para comer, beber, cocinar o almacenar alimentos, azadas de piedra, piedras de moler, etc.
Uruk aporta a la Humanidad los más antiguos ejemplos conocidos de escritura, entre el 3500 y el 3000 a.C. Es ésta ya un sistema completo con más de 700 signos distintos, y su función debió ser sobre todo económica, para el control y la administración de la riqueza de los templos. Las primeras tablillas de barro consignan la cesión de productos tales como el grano, cerveza o ganado. Otras, son listas en las que los escribas aprenden a leer y escribir.
Los signos son muchas veces sencillas figuras de significado evidente en las que, por ejemplo, una espiga representa a la cebada. Con el paso del tiempo se adaptó la forma de los signos para escribirlos con un punzón de junco. El resultado fue que las incisiones tenían forma de cuña, de ahí el nombre de escritura cuneiforme.
Junto con la escritura, otras invenciones de este periodo están en el camino de la civilización. La cultura de Uruk, ya sumeria y extendida por toda la baja Mesopotamia, proporciona el pleno dominio de nuevas técnicas, como la rueda y el carro, la navegación, el torno de alfarero, el arado o la fundición de metales. El trabajo del cobre y, a partir del IV milenio a.C., el método de la cera perdida, permitió fabricar objetos de oro, plata y plomo. Hacia el II milenio ya se manufacturan el hierro y el acero, que no adquirirán gran importancia hasta el primer milenio a.C.
Al mismo tiempo que surgen estos avances, la sociedad se va haciendo cada vez más urbana. Ciudades-estado como LagashUrKish o Tutub, entre otras muchas, pueblan el paisaje de la Mesopotamia meridional, ahora dividida -estamos en el III milenio- en dos grandes regiones, Sumer y Akkad. Las ciudades sumerias, como Kafadye, están dominadas por un gran templo, y aparecen rodeadas de murallas, pues son frecuentes las disputas. Algunas, incluso, llegan a los 24.000 habitantes y cuentan con un gran mercado. Proteger la propiedad individual y garantizar los tratos se convierte en una cuestión importante, y para ello se fabrican sellos cilíndricos, en los que se graban escenas que quedan marcadas al pasarlos sobre una superficie de arcilla.
Las ciudades-estado, aunque eran políticamente autónomas, compartían rasgos culturales como el idioma o la religión. El gobernante de una de estas ciudades,Sargón de Akkad, se alzará sobre el resto y fundará el primer gran estado de la región, el acadio, hacia el 2400 a.C. Paralelamente, los templos de las ciudades van evolucionando hasta convertirse en zigurats escalonados. Uno de los más antiguos y famosos se construyó en Ur, hacia el 2100 a.C. El gran zigurat de Babilonia pudo haber inspirado la descripción bíblica de la Torre de Babel.
Hacia el 2000 a.C., desaparecida ya la supremacía acadia por presiones externas, Oriente Próximo es una tierra de ciudades-estado en guerra, donde cada una aspira a lograr la supremacía militar y política, estableciendo complicadas alianzas. El funcionamiento político se conoce bien gracias a las tablillas descubiertas en los palacios reales de Mari y Ebla. Estas tablas de barro ilustran tarifas e impuestos, cantidades de esclavos y artesanos o datos sobre las ciudades vecinas.
Los reyes de Babilonia, Larsa y Eshnunna dirigen federaciones políticas. El más importante de todos es Hammurabi, rey de Babilonia entre 1792 y 1750 a.C.Hammurabi dictó un gran código legal que cubría gran variedad de temas: acuerdos comerciales, disputas matrimoniales, litigios sobre tierras, etc.
La gran Babilonia, cuyo nombre significa la puerta de los dioses, vive ahora en todo su esplendor, gracias a ser el centro del culto al dios Marduk. Con su gran zigurat, sus murallas, su puerta de Ishtar, sus maravillosos jardines y sus relieves vidriados, Babilonia se convertirá en una ciudad mítica.
A partir del 1500 a.C. la región vivirá tiempos convulsos. Mientras en Egipto se consolida el Imperio Nuevo, el Imperio hitita domina Anatolia y el Reino Mitannicontrola la cuenca alta del Eufrates. Las relaciones son tensas, se sitian las ciudades y se libran batallas en campo abierto. Durante este periodo, hasta el 1155 a.C., las ciudades del sur de Mesopotamia están dominadas por la Dinastía Cassita, que tenía su capital en Babilonia. Los cassitas introducirán el kudurru, un tipo de mojón usado para registrar las cesiones de tierra.
Hacia el año 1000 a.C. comienza una época dominada por la construcción de grandes imperios. El primero es el asirio, que, hacia el 700, se extenderá desde el Mediterráneo Oriental hasta la llanura iraní. Los gobernantes asirios adornaban sus ciudades más importantes con templos y palacios, como los de Dur Sharrukin, ahora Jorsabad, ciudad levantada por Sargón II. El monarca es ahora el gran dominador de pueblos y caudillo de expediciones guerreras, y para su goce y señal de omnipotencia se levanta el palacio, símbolo de su poder.
El poder asirio no durará mucho, pues una coalición enemiga saqueó las ciudades reales en el año 612. Esto dio paso a un nuevo imperio en Oriente, centrado en Babilonia, que será también derruido en el 539 por otro poder emergente, el de lospersasCiro el Grande será el fundador de un imperio que con el tiempo se extenderá por Irán, Mesopotamia, Siria, Asia Menor, Tracia y parte de la India. Uno de sus grandes gobernantes, Darío, mandará fijar su residencia en Persépolis, ciudad que comenzará a enriquecerse de manera fastuosa, gracias especialmente a sus palacios. Las tumbas de estos y otros gobernantes dejarán constancia del esplendor de la civilización persa.
Sin embargo, diversas rebeliones y guerras debilitaron el poder persa. Las ambiciones expansionistas de un joven rey macedonio, Alejandro Magno, le llevaron a enfrentarse y derrotar fácilmente al otrora poderoso Imperio persa. Era el año 331 a.C., y la derrota persa no sólo ponía punto final a una era en la que Mesopotamia fue, de alguna manera, el centro del mundo, sino que marcaba el inicio de otra en la que el poder se trasladaba, en adelante, a las florecientes naciones del Mediterráneo.

NEOLÍTICO

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                                                                                                                                         http://www.youtube.com/watch?v=xxmg5cw-sQM

El término Neolítico, que aparece desde 1856, definido por J. Lubbock, en la literatura arqueológica, hace referencia etimológicamente a un cambio tecnológico: la aparición entre los útiles prehistóricos del utillaje de piedra pulimentada (neos/lithos, nueva piedra), opuesta a la piedra tallada, la única conocida por las poblaciones paleolíticas.

La posterior investigación arqueológica ha otorgado al término Neolítico una significación más global a medida que se han observado una serie de cambios solidarios del primero, como son, dentro del mismo campo del cambio tecnológico, la aparición de la cerámica y la diversificación general del utillaje; o, dentro de los aspectos sociales, la aparición del poblado como fruto de la sedentarización de la población y de una agrupación más estable; o finalmente, dentro del campo económico, con los inicios de la actividad económica productiva.

Simultáneamente han aparecido varios términos de tipo complementario, como el de revolución neolítica -creado por V. Gordon Childe en 1930-, en el que se enfatiza la producción de subsistencia como hecho fundamental y generador, en cierta medida, de los demás cambios. El concepto de revolución ha caído con posterioridad en desuso al observar que la transformación es gradual y progresiva, aunque el cambio que designa constituye una de las más trascendentes de la evolución humana. La inexactitud o parcialidad del término motivó a su vez varios intentos de sustitución por conceptos más culturales, ecológicos o socioeconómicos, como los surgidos de las nuevas tendencias de la investigación en la década de los sesenta, como la propuesta por Ch. S. Chard – «El hombre productor-agricultor» – o la más ecléctica de G. Clark de «Prehistoria Secundaria», terminologías que, en general, no han tenido plena aceptación.

El término Neolítico sigue teniendo vigencia, definiéndose como un periodo arqueológico caracterizado por unas asociaciones recurrentes de registro arqueológico que permiten la reconstitución de las primeras sociedades productoras de subsistencia con unas características sociales, culturales y tecnológicas distintas de las cazadoras-recolectoras que las preceden. Se ha diferenciado el término neolitización que incidiría, más específicamente, en el estudio de la etapa formativa o periodo de transición y en la dinámica de cambio de un modo de vida basado en la caza y recolección de alimentos silvestres al control artificial de la reproducción de determinadas especies animales y vegetales.

El estudio del periodo neolítico contempla dos tipos de problemática. Una, de carácter más propiamente histórico, que se centra en la reconstrucción de la evolución y el análisis de las transformaciones, basándose en la reordenación de los hechos históricos, situándolos en las coordenadas de cada tiempo y espacio determinados. Otra, de tipo teórico, se orienta hacia la situación del fenómeno del cambio en la teoría general de la evolución sociocultural de la humanidad. La investigación incide, pues, por una parte, en el establecimiento de los hechos y, por otra, en la aproximación a las causas y factores que motivan esta evolución.

Dentro del proceso de transformación del Neolítico, la domesticación de plantas y animales ha despertado un gran interés entre los investigadores, debido en parte a la mayor atención dedicada en los últimos años, por parte de la arqueología, a los aspectos socioeconómicos. Su estudio presenta igualmente una doble vertiente, siendo la primera la que más se ciñe al proceso biológico, pues implica variaciones genéticas y conductuales de las especies domesticables y de tipo ecológico en los contextos donde se producen las modificaciones. La segunda, de tipo histórico o antropológico, estima las variaciones causales o resultantes que conlleva a los grupos humanos, tanto desde un punto de vista económico como cultural y social.

MESOLITICO

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El Mesolítico es un período de la Prehistoria situado entre el Paleolítico (piedra antigua y el Neolítico(piedra nueva). Abarca todas las manifestaciones culturales que se desarrollaron desde finales del Paleolítico Superior hasta el Neolítico. Su nombre significa entre piedras se usa para determinar un periodo de tiempo entre paleolitico y el neolitico.

Se producen profundos cambios climáticos que se producen a partir del 10000 a. C.,. Esto determina que las condiciones de vida mejoren y que el hombre tienda a abandonar poco a poco las cuevas para vivir al aire libre o junto a abrigos rocosos.

Las armas más importantes fueron los arcos, reforzados por tendones, y las flechas de piedra con variadas formas geométricas . Utilizaron también un tipo de flechas de hueso o de madera para conseguir pieles sin dañarlas demasiado

las culturas del Mesolítico eran nómadas, con alojamientos de invierno y campamentos de verano. En algunas regiones, donde las costas ofrecieron cantidades permanentes de alimentos, comenzaron a ubicarse asentamientos durante todo el año.

El Mesolítico se divide en dos fases: El Epipaleolítico (o fase posterior del Paleolítico) cuyo nombre deriva de la raíz griega «epi», es decir «sobre»; y el Protoneolítico (periodo anterior al Neolítico y a la Edad de los Metales).

Se construyen las primeras chozas y se abandonan temporalmente las cuevas, viviéndose al aire libre en cabañas

El arte Mesolítico se caracteriza por ser un arte conceptual y racionalista, basado en lo geométrico y abstracto.

Época marcada por el final de la era glacialdel Pleistoceno, con la consiguiente mejoría de las condiciones de vida.Comienza la diferenciación de razas y la colonización del planeta.

Culturas que existieron en el mesolitico o cultura del Epipaleolítico (fase inicial del Mesolítico)

  • Aziliense (extendido desde Francia hasta Cantabria y Asturias en el lado español)
  • Maglemoisense (Europa del Norte)
  • Ertebölliense (Sur de la peninsula Escandinava)
  • Ahrensburgiense (Europa Noroccidental)
  • Asturiense (Peninsula Iberica)

CARACTERISTICAS GENERALES:

-Apogeo de la recoleccion ( vegetales y mariscos) y la caza
-Notable desarrollo dela pesca ( Red ,ansuelos y embarcaciones )
-Inicios del sedentarismo
-Primeras aldeas
-Industria microlitica
-Primeros cementerios

Hello world!

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